Los aceites esenciales son el gas volátil y oloroso extraído de ciertas plantas aromáticas por destilación al vapor de agua o por expresión en frío (es el caso de los cítricos). Las plantas aromáticas que permiten obtener aceite esencial se encuentran entre las más sofisticadas del reino vegetal: son las únicas capaces de sintetizar su esencia. De las 800.000 especies de plantas que existen solo se puede extraer aceite esencial de un 10% de ellas. La extracción o expresión en frío, o mecánico, como en el caso de los cítricos, se obtiene por expresión del contenido de la superficie de la corteza.
La destilación al vapor de agua es el proceso más antiguo y el que sigue siendo más utilizado para la extracción de moléculas aromáticas, especialmente si se van a utilizar con fines terapéuticos. Para ser destiladas, las plantas se colocan en un alambique.
Bajo el efecto de calor, el agua se transforma en vapor. Dicho vapor pasa a través de la planta dando como resultado la volatilización de las moléculas aromáticas, y se condensa de nuevo en el serpentín del condensador. En la salida, un recipiente llamado florentina o esenciero separa el aceite esencial que flota en la superficie. Al agua resultante se la conoce como hidrolato, más conocida como agua floral.